Publicamos hoy el primer texto cubano dedicado a la Narración
oral, obra de María Teresa Freyre de
Andrade, una de las más importantes bibliotecarias e impulsoras de la cultura nacional, que injustamente
apenas se recuerda, a pesar de haber realizado una obra colosal en muchos
sentidos.
Antes, en 1901, estuvo en Cuba Ruth Sawyer, pero aparentemente no
dejó nada escrito ni hemos podido – todavía- encontrar testimonios o
referencias en la prensa de la época sobre su trabajo en la preparación de
maestros para el uso de la narración de cuentos como instrumento pedagógico y la
introducción a la lectura, integrando un proyecto del gobierno interventor
norteamericano. Si realmente la Sawyer tuvo discípulos, estos no se
caracterizaron por extender y divulgar sus enseñanzas, o su círculo fue tan
reducido que no logró trascender, en medio de otras urgencias y desidias insulares,
ni mucho menos lograron establecer un sistema que permitiera el disfrute de
este arte por amplias mayorías. No es hasta la década del 40 que la Dra. Freyre empieza a
instrumentar una experiencia que se conoce en Estados Unidos desde que, en 1830,
se creara la primera biblioteca pública en la ciudad de Boston, y que luego se
extendería a través de instituciones u organizaciones magisteriales y que es lo
que hoy conocemos como La Hora del Cuento,
que apenas constituye una expresión muy singular del renacer de la Narración
oral como arte público, en medio de una cultura urbana y letrada, y que en ese
país no sólo se circunscribió a las escuelas o bibliotecas - y por extensión a
un publico infanto-juvenil- sino que
abarcó las plazas publicas, el teatro, las universidades y hasta los centros
nocturnos; es decir, sitios de reunión específicamente para adultos. Consúltense
los libros y los testimonios de la propia Sawyer, de Marie Shedlock, de Sara Cone Bryant,
de Katherine Dunlap Cather, de otros autores o léase a Mark Twain, el gran
escritor norteamericano, que también fue narrador oral y que dejó testimonio
sobre la presencia de varones en la práctica de este arte, pues hasta hace muy
poco creíamos que el siglo XIX había sido el de las mujeres narradoras, cuando
no fue realmente así.
La Dra. Freyre es la pionera, junto a Eliseo Diego y María del Carmen Garcini,
quien, después de 1959, crea el primer sistema universal y gratuito para el
disfrute de la cultura oral en Cuba. Ellos y Luis Carbonell, son los
antecedentes de la Narración oral contemporánea, urbana, letrada, artística y
sujeta a las nuevas situaciones comunicativas que engendró y propicio el fin
del siglo XX cubano y que se extiende hasta hoy.
Sin el texto que ahora publicamos, no lograremos entender la
historia de la Narración oral en estas tierras, ni la teoría garzoniana, ni
mucho menos el sistema pedagógico y artístico de Mayra Navarro,
que fue alumna directa de los maestros fundadores, y, además, sirvió de modelo para formar a los “nuevos
narradores”, así como la “inspiración” de lo que vendría después, y constituye
un puente vivo que une a La Hora del Cuento, y el contar para
niños, con las formas contemporáneas de las artes del relato. Ella comenzó a
contar cuentos en 1962 - yo todavía no
era siquiera un proyecto en los ojos de mi madre- así que el próximo año,
estará celebrando sus cincuenta años como narradora oral.
Sirva para celebrar a Mayra Navarro,
también fundadora, este texto que le abrió las puertas a todas las
posibilidades del cuento narrado de viva voz en Cuba